Cabe mencionar, que el submundo siempre se caracterizó por ser un lugar tranquilo donde reinaban valores como la paz, la armonía, el amor, la buena voluntad, la prosperidad, y todos esos detalles que hacen de este mundo un lugar gracioso.
Lo que ví en aquella ocasión fue algo sorprendente, jamás imagine que algo así le pudiera pasar a un humilde campesino de la San Benito como yo. Se que muchos de ustedes estan chavos y no saben que tranza, pero yo trabaje muchos años en la Canaca y vi muchas cosas, pero nada como esto.
Nunca olvidaré la esquiva mirada de aquella criatura, solo comparable con la mirada de un Cat Face enfurecido tras la demora de alcohol en sus venas. fueron varios mis intentos por entablar comunicación con aquel ente capaz de inhalar... algo... de una lámpara de mano, pero pese a mis prolongados estudios en portugues, me fue imposible hacer que el monstruo del submundo me obedeciera y se alejara de mi propiedad.
Fue entonces que pense, "si yo fuera un montruo amante del hardcore y del jiu-jitsu brasileño , que me gustaría que me dieran?"... claro! comida!
Rapidamente tomé mi celular Sony Anderson AK-47 y ordené una docena de cadeveres haitianos, al momento que exhalaba un poco de humo de mi puro. El helicoptero llegó justo cuando me disponía a sacar la siguiente ronda de cheves, pero Olaf, como la criatura me había confesado le gustaba ser llamado, insistió en botanear algo antes de continuar con nuestra charla de chicos guapos en la secundaria.