Una fría y solitaria noche de otoño, alguien estaba tocando... pero como a dos cuadras, así que no le presté atención y dirigí la mirada hacia la casa quienes serían las victimas de un malvado y maléfico plan que había ideado semanas atraz desde lo mas profundo de mi oscura alma. Con una rapida maneobra y una muestra sorprendente de agilidad psicomotriz, giré la llave de aquel saturno blanco '95 y me deslicé por el asfalto como una serpiente se desliza para acechar a su presa. Al llegar a su casa, como era costumbre, a los que por razones de confidencialidad solo nombraré como "Paris e Iraís" se encontraban descanzando tras una ardua jornada laboral como esclavos de la unison, pero eso no fue motivo suficiente para que al apenas poner un pie en el fresco pasto de su jardín me advirtieran que lo más conveniente en ese momento era que fueramos por unas refrescantes, desestresantes, ricas, fabulosas y chukis cahuamas al expendio. Al escuchar esto, no pude dejar de esbozar una escalofriante sonrisa apenas perceptible a la vista humana, mientras por dentro sentía como todos mis sentidos se agudizaban a causa del té de manzanilla que habia ingerido horas antes. Aun cuando el plan marchaba a la perfección, una tercera víctima se agregó a mi plan, ya que mis pasajeros habían preguntado a pasar por un amigo, a lo que contesté que sí con una ligera inclinación de mi cabeza, al mismo tiempo que acomodaba el retrovisor para observar sus excepticos rostros. Al recoger a aquel sujeto delgado y de apariencia escueta, note que mi auto no era lo suficientemente grande y me dediqué a pensar en ello todo el trayecto hasta llegar a aquel lugar, un lugar que con sus luminosos anuncios invitaba a desprenderte de todo sentimiento de avaricia y a comprar todo lo que estuviera al alcance de tu presupuesto, sin importar las consecuencias que esto acarrearía consigo. Fue así como los dos hombres se dirigieron, dinero en mano, hacia la ventana del establecimiento, y después de algunas cuentas regresaron mas felices de lo normal al auto y con algunas bolsas negras que serían encerradas en la cajuela de aquel auto deportivo. De vuelta en el volante, pedí un cigarrillo a uno de los invitados y tras encenderlo con el encendedor del carro, exhale una nube de toda clase de sentimientos de odio hacia la humanidad y hacia todo lo que tenía que ver con los Jonas Brothers para luego apagar el cigarro en mi pierna. El momento había llegado, ahi estábamos frente a la casa del tipo extraño, quien me miraba de forma retadora esperando el momento en el que yo abriría la cajuela y nos disponeriamos a pasar un rato ameno como todo parecia indicar que sería, pero no, no contaban con lo que acontinuación pasaría....
Haciendo uso de mi habilidad teatral, lancé un grito de horror al cielo, de tal manera que mis compañeros acudieron rapidamente al lugar donde me encontraba solo para enterarse de la terrible tragedia que se había sucitado, la cajuela estaba atorada y no había forma de sacar el alcohol previamente embodegado en la parte posterior del auto.
Bien, en realidad, al final el plan no funcionó, ya que algun listillo encontró una forma de abrir los asientos traseros y sacar por ahi la cerveza... pero volveré, y esta vez me aseguraré de leer el instructivo del carro JOJOJO.
